Autor:
Víctor Xavier Enríquez Champutiz
La reelección de Donald Trump en 2024 representa un retorno a su agenda nacionalista y pragmática. Durante su primer mandato (2017-2021), Trump implementó una política de “América Primero”, enfocada en reducir impuestos, desregular la economía, reforzar la seguridad fronteriza, y renegociar tratados comerciales en beneficio de EE. UU.
En sus palabras, su objetivo es «volver a hacer que Estados Unidos sea fuerte, autosuficiente y respetado en el mundo».
Para este nuevo periodo, Trump ha prometido continuar esta línea, con énfasis en reducir la inflación, aumentar los aranceles a las importaciones y reducir la intervención en el extranjero. “Reduciré los impuestos y acabaré con la inflación que está afectando a nuestras familias”, afirmó en campaña, subrayando su intención de priorizar la economía doméstica, aunque sin ofrecer detalles específicos.
Relaciones Internacionales y Seguridad
- Ucrania: A diferencia de la administración anterior, Trump desea reducir la ayuda militar a Ucrania y transferir esta responsabilidad a los aliados europeos. Su visión es negociar con Rusia para poner fin al conflicto y evitar involucrar a tropas estadounidenses en la región, buscando «paz mediante la fuerza de una negociación que asegure nuestros intereses sin arriesgar vidas americanas».
- Israel: Trump mantendrá un firme apoyo a Israel, reforzando la alianza y respaldando su seguridad en Medio Oriente. Sin embargo, advirtió que tomará medidas contra estudiantes extranjeros en EE. UU. que participen en protestas antiisraelíes, reflejando su postura en favor de Israel y el control de influencias que percibe como antiamericanas.
- América Latina y Ecuador: En su primer mandato, Trump aplicó una política de restricción migratoria y reducción de la ayuda económica a América Latina. Para este segundo periodo, planea continuar esta línea, priorizando la lucha contra el narcotráfico y la seguridad. Esto podría significar una menor cooperación económica y técnica con países como Ecuador, aunque se espera que continúe la colaboración en seguridad y combate al narcotráfico.
Trump ha expresado su visión de que «Estados Unidos no debe intervenir sin fin en los asuntos de otros», prefiriendo apoyar de forma indirecta a sus aliados en su lucha por la seguridad.
En el escenario de América Latina, la influencia militar estadounidense ha sido notoria en asistencia en seguridad y entrenamiento. Como antecedente Trump, en su primer periodo, redujo la intervención directa, favoreciendo el fortalecimiento de capacidades de seguridad de aliados locales. Esta tendencia podría profundizarse en su segundo mandato, promoviendo la autosuficiencia en seguridad de países como Ecuador, con el incentivo de buscar colaboraciones regionales y alternativas estratégicas frente a la reducción de apoyo directo de EE. UU.
En el ámbito geopolítico, el segundo mandato de Trump podría marcar un cambio en la configuración global, con Estados Unidos buscando reducir su implicación en conflictos internacionales mientras favorece acuerdos bilaterales y regionales. La reconfiguración de alianzas podría ser una prioridad, con Trump inclinándose por acuerdos que favorezcan los intereses directos de Estados Unidos sin comprometerse con intervenciones prolongadas.
Este enfoque de “América Primero” podría fortalecer la posición económica de Estados Unidos, pero también podría generar un vacío de poder en áreas donde su presencia ha sido determinante, como en Europa del Este y América Latina.
En estos espacios, actores como China y Rusia podrían aprovechar la ausencia de EE. UU. para expandir su influencia, con implicaciones significativas para el equilibrio global de poder.
En resumen, el segundo mandato de Trump proyecta un enfoque de política exterior más aislacionista, priorizando la autosuficiencia económica y reduciendo el protagonismo estadounidense en el escenario internacional. Si bien esta postura busca restablecer la fuerza interna de Estados Unidos, podría generar nuevos desafíos en el ámbito geopolítico, donde la competencia global por la hegemonía económica y militar podría intensificarse, particularmente en América Latina y regiones estratégicas.
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Tomado de whatapp (anónimo)
«En primer lugar y como siempre le felicito por su capacidad analítica y los excelentes artículos que publica en su blog. Mi opinion es la siguiente:
Las elecciones de EEUU sin lugar a duda nos invitan a reflexionar en torno al comportamiento social y la política. Definitivamente en esta potencia mundial se aproxima nuevamente hacia una agenda nacionalista, donde la recuperación planificada empezará por el interior del país, dejando de lado el desgaste propio por la lucha y el posicionamiento geopolítico. Esta estrategia que implementará Trump seguramente resultará en una oportunidad que podría ser explotada especialmente por China, su rival más acérrimo en la actualidad.
Para Ecuador, la implicancia en relación al apoyo para que a través de programas y/o convenios podría ser de alto impacto, si ellos deciden alejar sus flujos de inversión.
Como aporte desde la perspectiva socio-política, podémoslos referir el efecto que tiene en el marketing político la necesidad de crear un “salvador de la patria”. Se debe considerar que los EEUU atraviesan por una crisis económica y migratoria, donde el impacto social es visible incluso en las grandes ciudades como Nueva York.
Este fue el espacio que Trump aprovecho para a través del discurso duro y crudo en torno a la seguridad en fronteras y la deportación masiva, logró reconquistar el voto nacional (esta vez fue cauto con su dialéctica a la población latina, por lo cual logró su apoyo en las elecciones). Logrando que los varios juicios en su contra y demás actos que lo debilitaban queden de lado ante la propuesta populista del futuro mandatario de los EEUU.
¿Esta estrategia funciona en los países latinoamericanos? Yo creo que sí y debería ser profundizada, considerando que estamos en Ecuador próximos a una elección presidencial donde seguramente veremos mucho de ello.
Un abrazo fuerte y gracias por compartir nuevamente su trabajo¨
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