Lo efímero del poder.


Autores:

Víctor Xavier Enríquez Champutiz

Gerardo Vladimir Benavides Montenegro

El poder te entrega un trono de oro, con una corona de gloria, desde donde se contempla él mismo y su poderío; muchos lo aclaman, sus órdenes se obedecen, su palabra es ley, su voluntad se hace. Pero el tiempo pasa, el escenario cambia y el poder se desvanece. Ahora queda el hombre común, como cualquier otro, sin poder, sin gloria, sin nada que lo distinga. Solo ahí se aprende que el poder es una cosa efímera, que pasa como el viento y se desvanece como la espuma.

La historia está marcada por un fenómeno fascinante y constante: la efimeridad del poder. A lo largo de los siglos, líderes militares, políticos y reyes han emergido con fuerza y ​​determinación, solo para ver sus imperios caer ante el inexorable paso del tiempo y de las circunstancias cambiantes. Estas líneas a modo de reflexión se adentrarán en la naturaleza efímera del poder, examinando cómo las estructuras de mando, estrategias y alianzas pueden cambiar rápidamente, redefiniendo el equilibrio de poder.

Se cuenta que los emperadores romanos siempre tenían una persona a su lado que les decía al oído: “no olvides que eres humano”. Esta simple afirmación tenía la sana intención de que los emperadores no cayeran en la tentación de “creerse dioses”, solía suceder que muchos cuando están arriba, demuestran su falta de grandeza y se tornan soberbios y despóticos.

La primera característica distintiva de la efimeridad del poder reside en la constante evolución. Los líderes exitosos pueden alcanzar el pináculo de su poder al desarrollar tácticas innovadoras y estrategias brillantes, pero el entorno siempre cambiante exige adaptabilidad constante. Las tácticas y estrategias efectivas del pasado pueden volverse obsoleta en un mañana, y aquellos que no se ajustan a los cambios enfrentan la pérdida inevitable de su influencia.

Los grandes imperios también han sido testigos de la efimeridad del poder a través de la rotación de las alianzas y enemistades. Las coaliciones que una vez parecían indestructibles pueden desmoronarse con sorprendente rapidez, y antiguos enemigos pueden convertirse en aliados estratégicos. En este escenario de constante cambio, la lealtad puede desplazarse, reconfigurando el poder y llevando a líderes una vez invulnerables hacia la derrota.

La política, así como la milicia, son un teatro de ilusiones, anhelos y objetivos por cumplir, ve surgir figuras que proyectan esperanza.

Sin embargo, tarde o temprano el telón cae implacablemente, y el poder se desvanecen, los líderes ahora son tan solo fantasmas olvidados.

La naturaleza jerárquica de todas las fuerzas armadas también contribuye a la efimeridad del poder. Los líderes militares, a menudo subordinados a estructuras de mando rígidas, pueden encontrar su posición cuestionada o reemplazada en momentos de crisis o cambio estratégico, incluso político. La lealtad en las fuerzas armadas es a menudo frágil, y aquellos en el poder deben mantener la confianza y el respeto de sus subordinados para conservar su influencia.

En este punto, viene a mi mente una experiencia que la viví siendo teniente en el Ala Nro. 11 cuando aún estaba en Quito. Salía por la prevención y coincidí con dos personas que me parecían conocidas; el guardia de turno salió a recibirles y preguntó sus nombres para devolverles sus documentos de identificación, se trataba de dos oficiales en servicio pasivo, saludé con ellos siendo contemporáneos de mi graduación como subteniente, e intercambiamos  cortas palabras, ellos apurados terminaron la conversación y salieron corriendo porque tenían que tomar el trole… me pregunté cómo unas personas con tanto poder y medios a su disposición, hoy su tropa podría no reconocerlos, …. rondaba en el aire la pregunta:

¿Qué queda después del poder?

Cabe analizar entonces sobre otra característica del poder: su relatividad. El poder que en su debido momento fue ejercido no constituye una magnitud fija o absoluta, sino que depende en gran parte de la percepción que se haga de él y lastimosamente en nuestro medio las percepciones sufren de “ataques de conveniencias” a favor o en contra de un líder, de aquello que los autores hemos denominado “la insoportable arbitrariedad de lo circunstancial” (se analizará este tema en un artículo futuro).

Así precisamente, lo circunstancial aparece como una evolución constante, la efimeridad del poder es un fenómeno intrínseco a la naturaleza dinámica de los escenarios. Los líderes exitosos son aquellos que reconocen la temporalidad de su posición, llegan a asumir que la adaptabilidad como una virtud y comprenden que el poder es un logro efímero, cuya duración depende de la capacidad para anticipar y responder a los desafíos en un escenario político, económico, social y militar, siempre cambiantes.

En última instancia, su permanencia es ilusoria, y su estabilidad es siempre vulnerable a los cambios y transformaciones inherentes a la vida humana. Este reconocimiento de la fugacidad del poder nos insta a reflexionar sobre la responsabilidad que conlleva su ejercicio y a comprender que, la verdadera medida de la grandeza no reside en el poder que se acumula, sino en el legado que se deja atrás cuando el poder se desvanece.

Gabriel García Márquez hacía una reflexión en su obra «El General en su Laberinto», cuando narraba los últimos días de Simón Bolívar, a través de la narrativa, se presenta un retrato humano de Bolívar, alejándose de la figura histórica y explorando sus pensamientos más íntimos.

El título «El General en su Laberinto» sugiere la idea de que Bolívar está atrapado en un laberinto no solo geográfico, sino también emocional y espiritual, enfrentando las complejidades de su propia existencia, como el poder, la soledad, la libertad y la naturaleza efímera de la vida y la influencia.

¡Ser humildes cuando no se tiene poder, ser más humildes cuando se lo tiene; recordar que al final del camino la vida militar cabe en una caja de cartón y cuando no tengas insignias que te identifiquen, queda el hombre común y corriente, sin honores a su llegada y a su salida, listo para cosechar lo sembrado!

Víctor Xavier Enríquez Champutiz

El salir de un puesto y comprender la efimeridad del poder es un proceso de autoevaluación y reflexión, que implica ajustes emocionales, profesionales y financieros.

Específicamente en la carrera militar, debemos prepararnos con tanta rigurosidad como cuando lo hicimos para ingresar a la institución; estar preparados académicamente para afrontar los retos futuros; físicamente para tener un retiro digno y de pleno gozo; psicológicamente abiertos  para poder reinventarse; económicamente organizados para que el retiro sea lo suficiente para nuestros anhelos, pero sobre todo espiritualmente tranquilos como para que nuestro futuro sea lleno de paz, y la paz mental viene precisamente de asimilar la efimeridad del poder.

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7 opiniones en “Lo efímero del poder.”

  1. Excelente artículo, mucho para reflexionar desde la posición o el grado que se lo haga… A veces creemos que el uniforme y todas las parafernalias son eternas… Casi siempre formamos militares, pero nunca formamos personas, porque lastimosamente creemos que eso va a segundo plano… Muchas veces olvidamos que la única fórmula para destruir el dogmatismo (que tanto daño hace) es la reflexión y la crítica; pero para hacerlo se requiere una amplitud de pensamiento, que permita desde un panóptico, comprender, entender y valorar la multidimensionalidad del conocimiento… Como dice el escrito: la adaptación a la envolvente del cambio es una acción básica que debe suceder para sobrevivir, pero yendo más allá, creo que lo fundamental es reinventarnos…

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  2. «Interesante artículo, como expresó Charles Darwin: «No sobrevive el más fuerte, sino el que se adapta de mejor manera a los cambios»… El poder como la vida misma es efímero, se convierte en la oportunidad que tenemos para aportar cosas positivas a la sociedad»
    Tomado de la publicación de Linkedin
    RCNA

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  3. «Artículo muy interesante sobre lo efímero del poder; a quienes nos interesa la lectura sobre esta temática encontramos entre sus líneas la profundidad y el detalla de un documento bien trabajado, adecuadamente investigado y realmente vivido. Me permito extender mi felicitación sincera por el esfuerzo de dedicarse a escribir, pues solo así se trasciende dejando huella y ejemplo»
    Juan Fernando Vivero
    Tomado de la publicación de Linkedin

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  4. «El blog de Víctor Enríquez más que interesante, me pareció brillante.
    Está claro que tampoco es nada que no sepamos y aunque redundante en el concepto de EFEMERIDAD DEL PODER, el resumen ejecutivo apunta a que se puede rescatar algunos aspectos:
    1. La carrera militar así como la política, caben en una caja de cartón.
    2. Se debe ser humilde sin poder y mucho más con el.
    3. Está demostrado que normalmente el hombre/mujer influenciados por la misma naturaleza humana, cuando alcanzan poder se olvidad de los conceptos más básicos de lo que significa LIDERAR sin necesidad de embriagarse de PODER.
    Notable lectura recomendad, recio inicio de un nuevo día y muy próximos a iniciar un nuevo año.»
    Cbop. Villamar
    Tomado de conversación whatapp

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  5. Un artículo que nos invita a la reflexión, las personas somos pasajeras y su humildad y ejemplo deberian ser el mejor legado a quienes vestimos el uniforme de las armas. Las instituciones están sobre las personas y la cohesión y comunión de ideas en todos los miembros de la institución deberían marcar el camino hacia la excelencia.

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