La insoportable arbitrariedad de lo circunstancial.

Autores:

Víctor Xavier Enríquez Champutiz

Gerardo Vladimir Benavides Montenegro


La vida nos presenta circunstancias, eventos y situaciones que no parecen seguir ningún patrón ni tener ninguna razón. Estas circunstancias pueden ser pequeñas o grandes, desde el simple hecho de hallar un centavo en la calle hasta enfrentar nuevos retos o eventos más significativos como la oportunidad de participar en importantes capacitaciones o la asignación de nuevas responsabilidades en el trabajo. Sin embargo, estas circunstancias son algo que a menudo nos suele desconcertar, asustar y hasta frustrar.

Pero ¿es realmente circunstancial todo lo que parece serlo? ¿O hay un orden oculto que rige estas circunstancias aparentemente aleatorias? Este artículo buscará explorar lo que hemos denominado “la insoportable arbitrariedad de lo circunstancial”, cuestionando –siempre constructivamente- si realmente es tan aleatorio como parece o al menos como nos lo cuentan a manera de consuelo.

La vida frecuentemente nos sorprende cada día con situaciones que parecen surgir sin previo aviso ni lógica aparente. Estas experiencias podrían sentirse como golpes de suerte o, en ocasiones, como situaciones desafortunadas.

Por otro lado, la evidente arbitrariedad con que suele abordarse estas situaciones a menudo nos lleva a preguntarnos si realmente hay algún propósito o plan detrás de ellas.

A pesar de la aparente aleatoriedad de muchas circunstancias en la vida, algunos argumentan que podría existir un orden oculto detrás de todo lo que sucede. Desde una perspectiva científica, la física cuántica nos revela que incluso eventos en el nivel subatómico pueden estar interconectados de formas que no comprendemos completamente.

Al respecto, la teoría del caos sugiere que incluso sistemas altamente complejos pueden seguir patrones y leyes subyacentes, a pesar de su aparente desorden[1].

Desde una perspectiva filosófica, algunos creen en el concepto de destino, que implica que ciertos eventos ya están predestinados o tienen un propósito en nuestras vidas. Otros defienden que podemos modificar el curso de los eventos con nuestras acciones y decisiones, infiriendo que podríamos tener cierto grado de control sobre lo que parece ser arbitrario.

Nuestra percepción de la arbitrariedad de lo circunstancial a menudo podría estar influenciada por nuestra limitada comprensión y visión del mundo. Lo que puede parecer arbitrario en un momento podría tomar un significado más claro con el tiempo o desde una perspectiva más amplia. Por ejemplo, perder una oportunidad puede parecer un evento devastador en el momento, pero con el tiempo, podría llevar a nuevas oportunidades y crecimiento personal.

Nuestras emociones y creencias podrían colorear nuestra percepción de lo circunstancial. Un evento inesperado podría hacernos sentir afortunados o desafortunados, pero estas emociones no siempre reflejan la verdadera naturaleza de la situación.

En el libro «La insoportable levedad del ser», el autor Milan Kundera reflexionaba sobre la insignificancia de la vida humana, explorando la idea de que nuestras acciones y decisiones, por muy importantes que parezcan en el momento, son en última instancia insignificantes en el gran esquema de las cosas.

El resumen de la obra en un audio libro de 1 hora de duración.

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Por otro lado, «la insoportable arbitrariedad de lo circunstancial» se refiere a la idea de que las circunstancias y eventos fortuitos tienen un poder abrumador sobre nuestras vidas, a menudo dictando el curso de nuestras experiencias de una manera que parece injusta o arbitraria.

«La insoportable levedad del ser» del notable Kundera y «la insoportable arbitrariedad de lo circunstancial» que percibimos algunos mortales en nuestro entorno laboral, son al final de cuentas dos conceptos que exploran la naturaleza efímera y caprichosa de la existencia humana. Ambas analogías destacan la fragilidad y la falta de control absoluto que enfrentamos como seres humanos, invitándonos a reflexionar una vez más sobre lo “efímero del poder” que hemos abordado en un artículo anterior.

Sin embargo, también es cierto que la arbitrariedad genera desorden, concebido como la toma de decisiones sin un criterio objetivo o justificación lógica. Esto podría tener un efecto negativo y generar el caos, debilitando la estabilidad y la eficiencia en diversos contextos, mucho más en organizaciones de carácter vertical.

Así, la arbitrariedad en las decisiones de los líderes, que no siguen una lógica o un marco legal, podría dañar la confianza de sus subordinados y provocar conflictos. La inconsistencia y la imprevisibilidad recurrente en este tipo de decisiones podrían generar incertidumbre y llevar a un aumento del desorden y la inestabilidad.

La arbitrariedad, como bien es conocido, también podría manifestarse como discriminación y desigualdad. Sucede cuando las decisiones se toman de manera arbitraria, la falta de igualdad de oportunidades y la injusticia resultante podrían conducir a tensiones y conflictos.

La arbitrariedad en la aplicación de la norma establecida erosiona la confianza en las instituciones y el respeto por las normas, lo que, a su vez, podría dar lugar a comportamientos fuera del marco establecido; este desorden motiva la creación de GRUPOS que pretenden acercarse al tomador de decisiones para obtener una influencia directa y beneficiarse de “la insoportable arbitrariedad de lo circunstancial”, de la que tantas veces hemos sido testigos.

Pero no todo está perdido, para generar un entorno más ordenado y equitativo, es esencial minimizar la arbitrariedad y promover la toma de decisiones basada en principios racionales y equitativos. Definitivamente que la búsqueda de la justicia y la transparencia en la toma de decisiones son fundamentales para prevenir el desorden y sembrar armonía. Aunque parecieran conceptos tan lógicos, por lo visto en la praxis han resultado difíciles de aplicar.

En última instancia, podría ser útil y hasta conveniente aceptar que la vida está llena de eventos que no siempre podríamos controlar o comprender completamente. En lugar de luchar contra “la insoportable arbitrariedad de lo circunstancial”, podríamos encontrar asidero en la idea de que, aunque no siempre podamos verlo, podría existir un orden y un propósito más profundo en nuestras vidas.

Esta concepción optimista y adoptada como último recurso, definitivamente nos permitirá abrazar la incertidumbre y aprender a navegar por las aguas tumultuosas de lo circunstancial con una mente abierta y una actitud positiva, pero sobre todo con un corazón sereno, a veces incluso a costa de nuestra carrera profesional. Seguro que los lectores de este artículo sabrán comprender a lo que nos referimos.


[1] Teoría del caos o efecto mariposa, ley enunciada por James Yorke. “El mundo no sigue un principio milimétrico y predecible”.

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3 opiniones en “La insoportable arbitrariedad de lo circunstancial.”

  1. Muy buen artículo que va traslapando la filosofía con la cotidianidad de la carrera militar.

    A mi mente llegó, de manera inmediata, una frase de Albert Einstein que tiene mucha relación con su artículo: “Dios no juega a los dados”, cabe mencionar que esta fue dicha en contraposición a las sólidas definiciones de la mecánica cuántica, del que el mismo fue su promotor.

    Así mismo, en reflexión, me recordaba que la mente del hombre es tan grande y tan compleja que, a todo lo que constituye su entorno le ha ido dando forma o una justificación estructurada. Por ejemplo, si iniciamos con el dilema de la existencia mismo de Dios, podemos encontrar argumentos teístas que, de miles de formas, han ido construyendo dogmas o fundamentalismos que han trascendido la temporalidad. Pero, en este tema, también están quienes desde una acera distinta emiten conceptos que validan su contraposición; uno de ellos Nietzsche con su frase: “El hombre hizo a Dios a su imagen y semejanza”.

    Lo circunstancial, incluyendo a la arbitrariedad, son parte de el entorno llamado vida que cada ser humano va construyendo hasta llegar a la verdad (muerte). Se puede decir que la vida misma puede ser circunstancial si, como personas, nos encerramos en sus anomias, en lugar de ir transformando el entorno y construyendo (con acciones) condiciones de cambio o transformación.

    Recordemos que vivimos en una condición de dualidad y eso es algo inherente a nuestra existencia terrenal (luz-oscuridad, frío-calor, caos-orden, etc). En este mundo todo vibra y se armoniza para construir nuestro entorno (hombre-cosmos-hombre), entonces lo más lógico es aprender a vibrar, elevando nuestros niveles de conciencia, para construir el mundo o la institución que queremos…

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  2. «👏👏👏 si me permiten Víctor y Gerardo… que alegría ver en sus letras, un nivel elevado de conciencia sobre las causalidades de nuestras vidas y nuestro mundo “y no solo desde el plano material, sino primordialmente espiritual”.
    Que constructivo leerlos, sigan haciéndolo y si pueden abordar en algún momento las leyes hermenéuticas… me agradaría»
    Javier Aguilar
    Tomado del Whatapp

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  3. «Buenos días con todos, muy de acuerdo en la vida tenemos que ser autocríticos en veces y sacar el mayor provecho de las cosas negativas y positivas que se nos presentan siempre pensando en ser mejores seres humanos y por ende personas, lamentablemente hoy en día parece que lo que está mal para la gente está bien y viceversa, lamentable pero triste realidad.»
    Miguel Basantes
    Tomado del Whatapp

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