Aplicando los conceptos del Diseño Operacional (D.O.) a la Operación Overlord, una de las líneas de operaciones que se consideró fue el componente aéreo, donde la ejecución, antes, durante y después de las acciones del Día D, se pueden identificar las siguientes tareas:

La tarea principal de neutralizar o destruir a la Luftwaffe tuvo mayor aplicación en su concepción primera, emprendiéndose una campaña aérea con operaciones de contra fuerza aérea mediante misiones de ataque que alejaron a la aviación alemana de la zona de invasión con la destrucción de sus bases aéreas al norte de Francia, obligándolos a desplegarse hacia el sur. Paralelamente mediante una campaña aeroestratégica bombardeando ciudades alemanas y sus fábricas, situación que demandó la presencia de la mayoría de la flota en su país de origen. De esta manera, la fuerza aérea alemana fue neutralizada previamente al día de la invasión para que no constituya una amenaza, alcanzando un punto decisivo dentro del D.O.

Posterior cumplió la tarea de destruir o neutralizar objetivos vitales del enemigo, constituyó un claro ejemplo la campaña aeroestratégica destinada a bombardear el sistema ferroviario que utilizaban los alemanes en el territorio ocupado, dificultando y demorando su logística destinada al frente de Normandía; de igual manera, esta tarea fue cumplida con anterioridad, pero planificada para que la Operación Overlord no tuviera contratiempos. En esta tarea también puede considerarse la campaña aeroestratégica de bombardeo de ciudades alemanas que se mencionó en el párrafo anterior, destinada en gran parte a quebrantar la voluntad de lucha alemana.

No menos importante constituyó la tarea de participar en la batalla de superficie, ya que se realizó una campaña contra fuerzas de superficie mediante operaciones contra fuerzas terrestres y materializadas con misiones de apoyo aéreo aproximado con apoyo de fuego a las tropas aliadas que se encontraban empeñadas en combate en las costas de Normandía; también se ejecutaron operaciones de apoyo de combate con misiones de transporte de tropas que cumplían operaciones especiales mediante misiones de infiltración redesplegando paracaidistas tras líneas enemigas, permitiéndole alcanzar el punto decisivo de asegurar la retaguardia. De forma adicional se realizaron misiones de ataque terrestre contra objetivos alemanes ubicados en las inmediaciones junto con misiones de interdicción contra líneas de comunicaciones y puentes, retrasando el movimiento y refuerzo de las unidades panzer alemanas e incluso destruyéndolas, alcanzado el punto decisivo establecido como bombardeo táctico.

La combinación de campañas y operaciones permitió alcanzar una supremacía aérea por parte de los aliados, condición planificada inicialmente como superioridad aérea conforme a la doctrina de aquel entonces que la consideraba “como un requisito para el éxito de cualquier operación terrestre importante” (Dahlstrom, 2007). Dentro del D.O. la superioridad área se considera un punto decisivo de esfuerzo principal, a fin de brindar la condición de libertad de acción por parte de los aliados para continuar creando el tempo sobre las líneas alemanas hasta alcanzar su derrota.

En definitiva, los resultados contundentes alcanzados por la línea de operación del poder aéreo Aliado, gracias a la gran disponibilidad de medios facilitó la creación del momentum y el poder de destrucción aplicando el tempo para destruir a una fuerza aérea alemana que había perdido su poderío producto de su grave afectación sufrida en la Batalla de Inglaterra, así como crear las condiciones necesarias para que los componentes navales y aéreos alcancen sus puntos decisivos, dentro de sus respectivas líneas de operación.

A pesar de haber alcanzado la supremacía aérea y aunque el papel de los cazas y bombarderos tácticos era claro, los comandantes aliados consideraban que emplear a los bombarderos estratégicos en misiones de apoyo aéreo aproximado constituía un desperdicio de recursos; ya que si bien es cierto que la Operación Cobra, establecida para ablandar a las defensas alemanas en los días posteriores al desembarco, había tenido un éxito relativo en la efectividad de sus blancos, en las siguientes campañas su desempeño estuvo restringido por la poca precisión de sus bombardeos, causando bajas civiles junto con la gran cantidad de armamento que demandaba para alcanzar su objetivo.

Esta condición generó a la vez una limitación en el empleo de los bombarderos pesados: frecuentemente eran cuestionados frente a la creciente alternativa de utilizarlos para atacar a los centros industriales de Alemania, donde una cantidad mínima de bombas hubiese traído mejores resultados. Así lo demostraba la posición británica: “Churchill y su gabinete de guerra no querían desviar a las fuerzas aéreas estratégicas de su objetivo orientado a causar daño a las fábricas de armas y refinerías de petróleo” (Loftus, 2010); ya anteriormente había originado una limitación de carácter político cuando inicialmente el primer ministro británico, le había pedido al Comandante Supremo Aliado que interrumpa los bombardeos sobre el sistema ferroviario francés, ya que podría arruinar las relaciones entre París y Londres (Tur, 2019). En definitiva, su empleo generó medianamente resultados decisivos, en parte por lo resistentes que resultaron las fortificaciones alemanas y también por una crítica continua que limitó a futuro su accionar.

Una limitación que se evidenció tiene que ver con la diferencia de doctrinas en el empleo de los bombarderos estratégicos por parte de Estados Unidos y Gran Bretaña, los ataques nocturnos británicos sobre el sistema ferroviario resultaron ser más precisos que los ataques diurnos de los estadounidenses, esta limitación en el alistamiento operativo resultó decisiva en el futuro empleo de los bombarderos con una doctrina conjunta, que tuvo que ser asimilada por las dos fuerzas aéreas y que siempre encontró resistencia en su aplicación por parte del componente terrestre.

Un factor limitante constituyó el clima en los momentos de la Operación Overlord, el desarrollo de las distintas operaciones aéreas involucraba adaptarse a las condiciones meteorológicas impredecibles, ya que las mismas requerían preferentemente cielos despejados y luna llena para una buena visibilidad, así la interpretación de datos precisos y el clima resultó difícil de predecir, incluso por la presencia de nubosidad que restringían la navegación aérea dificultando que las aeronaves encuentren los objetivos.

Pese a los limitantes y restricciones que pudo encontrarse por parte de los aliados para el empleo del poder aéreo, la Operación Overlord logró alcanzar sus objetivos iniciales gracias a la flexibilidad con la que se emprendieron las operaciones aéreas, adaptándose en todo tiempo a la situación y empleando toda su capacidad en un escenario que no mostraba señales de resistencia por la supremacía aérea que se había alcanzado.

Mucho se ha cuestionado el papel y desempeño de la aviación aliada; sin embargo, en su debido momento los efectos del poder aéreo no fueron bien entendidos pero su característica siempre resulta en un elemento que infunde resultados decisivos en el desarrollo de las guerras o conflictos, incluso por su implicación psicológica.

Operación Overlord, aspectos geopolíticos. Artículo 1/5.

Operación Overlord, seguridad y defensa aliada. Artículo 2/5.

Operación Overlord, estrategia terrestre. Artículo 3/5.

Operación Overlord, estrategia aérea. Artículo 4/5.

Operación Overlord, estrategia naval. Artículo 5/5.

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[1] La base científica del arte de la actuación política en la lucha a vida o muerte de los organismos estatales por el espacio vital.

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