B4908 «Siempre me gustaron los aviones».


Autor:

Tcrn. E.M.T. Avc.

Gerardo Vladimir Benavides Montenegro

XLIX Promoción de la ESMA

GÁRGOLAS

B 4908

Con el permiso de mi coronel, permítame recurrir a la lectura, porque desde hace dos días mi corazón se ha apropiado de mi mente y al igual que la noche previa a ingresar como cadete a la ESMA, tampoco anoche pude dormir y dediqué esos momentos para intentar plasmar en un papel aquello que gobierna mi espíritu.

…SIEMPRE ME GUSTARON LOS AVIONES

“Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”

Esta frase, que da inicio a la obra más conocida e importante de García Márquez en “Cien años de soledad”, refleja la importancia de los recuerdos, de las ilusiones y momentos que nos han marcado a lo largo de nuestra vida hasta hacernos ser quienes somos.

En mi caso, recuerdo claramente el día en que mi padre me llevó por primera vez a la azotea del aeropuerto a contemplar los aviones de aquel entonces. Esa imagen cambiaría radicalmente mi vida.

Base Aérea de Taura, 2005

Siempre me gustaron los aviones. Hoy me encuentro aquí, lleno de infinitos sentimientos, para dirigirme a cada uno de ustedes, orgullosos técnicos de aviación, porque cerca de 29 años he tenido el privilegio y honor de servir en la Fuerza Aérea y me considero afortunado de haber tenido la oportunidad de trabajar en algo que siempre ha sido mi pasión: los aviones.

Reflexionando sobre estas casi tres décadas de servicio, me es imposible no sentir una profunda gratitud y nostalgia. Cada día, al ponerme el uniforme y entrar en ese mundo de metal y tecnología, me recordaba la importancia vital de nuestro trabajo. En este momento de despedida, mis emociones se entrelazan, pero mi gratitud y reconocimiento hacia todos ustedes permanecen inquebrantables. Vuestra labor ha sido sustancial para el éxito de nuestras misiones: no solo se trataba de mantener funcionando a estas máquinas de guerra, sino también de asegurar la seguridad de los valientes hombres y mujeres que las piloteaban.

Ascenso al grado de mayor, Taura octubre 2014.

Siempre me gustaron los aviones. Cada tornillo apretado, cada motor revisado, fue un recordatorio constante de nuestra responsabilidad hacia aquellos que confiaban en nosotros. Durante todos estos años, he trabajado junto a individuos excepcionales, personas que han demostrado su compromiso no solo hacia sus tareas, sino hacia la importancia de nuestro trabajo en general.

En cada vuelo exitoso, en cada misión cumplida, sentí un orgullo indescriptible. Las infinitas horas dedicadas al aprendizaje, a la formación constante, en la línea de vuelo, en los talleres, en los bancos de prueba, se vieron recompensadas al ver cómo nuestros aviones se alzaban en el cielo, listos para enfrentar cualquier desafío. Pero nuestra labor no era solo técnica; también implicaba un amor y respeto profundos por el arte de hacer volar.

Escuadrón Mantenimiento Nro. 2122, Taura 2018.

Siempre me gustaron los aviones. Hoy, al decir adiós a esta etapa de mi vida, no puedo evitar recordar las palabras del poeta francés Antoine de Saint-Exupéry, quien en su libro el Principito, de lectura obligatoria para todo aviador, alguna vez escribió:

«Solo aquellos que sueñan aprenderán a volar»

y ciertamente que cada uno de nosotros aquí presentes ha tenido el privilegio de ver esos sueños hechos realidad en cada aeronave que ha pasado por nuestras manos.

Departamento Logístico ESMA, Salinas 2022.

Siempre me gustaron los aviones. Al reflexionar sobre esta aventura que ha sido mi paso por la Fuerza Aérea cito al poeta Robert Frost:

«Dos caminos divergían en un bosque, y yo… yo tomé el menos transitado, y eso ha marcado toda la diferencia».

Cada uno de nosotros ha elegido un camino que ha requerido sacrificio, compromiso y una dedicación inquebrantable: el camino de la logística. Hemos enfrentado desafíos y superando obstáculos, y gracias a eso, hemos tenido la oportunidad de servir a nuestra nación de la mejor manera posible.

Sin embargo, aunque mi corazón se aferra a las memorias y experiencias compartidas en la FAE, también anhelo el comienzo de una nueva etapa en mi vida. A pesar de todas las dificultades y sacrificios, siempre encontraré la valentía para enfrentar nuevos desafíos. Pero nunca olvidaré que, en mi trabajo anterior, fui parte de un equipo maravilloso y que fui feliz en cada momento vivido. Fui feliz haciendo volar al Kfir, al Mirage F1, al Cheetah y he sido feliz aportando mi granito de arena para que el Grob y la DA20 surquen los cielos. Tengo mi propia fórmula de la felicidad que seguramente comparto con muchos de ustedes: es una mezcla de sudor y JP1.

Salida del hangar de la ESMA, Salinas julio 2023.

Siempre me gustaron los aviones. Me gustaría expresar mi más cálido agradecimiento a todos quienes conforman la Escuela Superior Militar de Aviación Cosme Rennella Barbato, quienes se han convertido en una familia para mí. Vuestra dedicación, entusiasmo, camaradería y espíritu de cuerpo son algo que nunca olvidaré. Juntos hemos enfrentado adversidades y, a pesar de eso, hemos encontrado alegría y satisfacción en nuestra labor diaria.

Así como un avión necesita de un motor para volar, cada uno de nosotros necesitaba del apoyo y la colaboración de nuestros compañeros para llevar a cabo nuestras tareas. Es ese espíritu de unidad el que me lleva a confiar plenamente en que esta organización seguirá prosperando y cumpliendo con su misión y que la llevó a calificarse como la primera organización de mantenimiento aprobada por la Fuerza Aérea.

Ha sido un privilegio inmenso formar parte de esta institución, de esta familia. A todos los que me han acompañado en este viaje, quiero recordarles que el camino no es solo buscar la perfección en cada tornillo, sino también encontrar el equilibrio entre el deber y la pasión.

En este nuevo capítulo de mi vida, llevaré conmigo los recuerdos imborrables y las lecciones aprendidas en estos 29 años de servicio. No importa a dónde vaya, sé que siempre llevaré en mi corazón el amor por los aviones y el honor de haber sido parte de algo más grande: la Fuerza Aérea.

Citando al poeta Li Bai, me despido diciendo:

«He luchado, pero no por mí mismo; amé, pero nunca fui amado en el mismo grado. Mis logros y fracasos son para mi país”.

En mi caso, mis logros y sacrificios han sido para la Fuerza Aérea. Nunca olvidaré la pasión y la satisfacción que sentí al servir a mi país, mi tiempo aquí ha sido una bendición y ha dejado una marca indeleble en mi vida.

Deseo a todos un futuro lleno de éxitos y realizaciones. Que encuentren la misma felicidad y satisfacción que he encontrado en mi trabajo aquí. Que los vientos siempre soplen a favor de sus alas y que cada avión que toque sus manos sea un reflejo del increíble trabajo que realizamos juntos.

Gracias, una vez más, por todos los recuerdos compartidos y por ser una parte significativa de mi vida.

…SIEMPRE ME GUSTARON LOS AVIONES

¡Orgullosamente técnico de aviación!!!

Mi coronel señoras y señores.

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