
Autor:
Tcrn. E.M.T. Avc.
Landivar Bethoven Espinoza Cabrera
XLIX Promoción de la ESMA
GÁRGOLAS
E 4918
«El éxito no es la clave de la felicidad. La felicidad es la clave del éxito. Si amas lo que haces, tendrás éxito.»
Albert Schweitzer
Dedicado a los cadetes de la Escuela Superior Militar de Aviación “Cosme Rennella B.”, futuros pilares de nuestra Fuerza Aérea Ecuatoriana; como instructor militar siempre me he sentido orgulloso de quienes tuve la oportunidad de formar como militares. Recuerdo vívidamente el primer día, cuando los aspirantes de cada promoción con ojos llenos de ilusión y un poco de incertidumbre, llegaron a esta noble institución.
Tiempo después los vi convertidos en auténticos guerreros, forjados en el crisol de la disciplina, del valor para enfrentar la adversidad, del deber como un compromiso al sagrado juramento con su bandera y su pueblo, del honor como militares de bien y la patria como el lugar sagrado donde nacimos y que juramos defender sin limitar sacrificios.

“Ser instructor es una tarea noble, no hecha para todos, solo para aquellos que sienten el compromiso de trasmitir las formas y la mística del verdadero espíritu militar.”
Cada aspirante a soldado de la Patria ha recorrido un largo camino, sorteando obstáculos y superando desafíos que los han hecho más fuertes. Cada trote, cada instrucción, cada prueba ha sido un peldaño en su ascenso hacia la excelencia. Han demostrado que son dignos herederos de la estirpe de los cóndores, capaces de alcanzar las más altas cumbres.
«El miedo es un enemigo que solo se vence con valor. El cansancio, un obstáculo que se supera con determinación. Y la duda, un fantasma que se disipa con la confianza en sí mismos.»

Para las generaciones de ayer, hoy y siempre, recuerden que un verdadero guerrero no solo es fuerte físicamente, mentalmente sino también espiritualmente, es esta fortaleza interior la que los llevará a superar cualquier adversidad por más difícil que parezca. Como cadetes y luego como oficiales, sean valientes, sean tenaces, sean incansables en la búsqueda de sus metas.







Dentro de la vida militar existen muchas anécdotas, en la instrucción militar con los Cadetes, Alumnos o Soldados profesionales, pero sin lugar a duda existe una que me impacto, comparto con ustedes mi experiencia:
En una de tantas misiones, muy temprano por la mañana, formamos y revisamos material, equipo y luego fuimos despedidos por el comandante de la unidad, un oficial de Fuerzas Especiales de semblante serio y palabras fuertes. Habló lo justo y necesario, a su manera trato de motivar o tal vez desmotivar a las tropas… particular que no me fue extraño considerando que ya lo conocía y no esperaba una felicitación.
Con la misión, el mando y los medios establecidos, procedimos al helipuerto. En el aire, el estruendoso sonido de los motores y las aspas levantaban polvo y hojas, pero también elevaban la moral de las tropas porque estábamos cumpliendo nuestros sueños.
El vuelo fue tenso, lleno de sudor y adrenalina, con todos concentrados en lo que debíamos hacer. Llegamos a nuestro punto de infiltración y continuamos hasta las 15:00 para montar la base de patrullas.
Mientras nos reportábamos con la unidad superior, el comandante más antiguo me informó: «Hay una novedad, un clase no ha traído su carga adicional de munición». Con asombro, le pregunté qué había pasado y dónde estaba su munición. Él, de forma muy respetuosa, me respondió: «No necesito munición porque tengo algo más poderoso que cualquier bala o cañón, mi espada de Gedeón». Se dirigió a su mochila, y aunque incrédulo, esperé a ver qué sacaba. Para mi asombro, luego de unos minutos, sacó una Biblia y exclamó: «¡Esta es mi arma letal! Si estamos con Dios, ¿quién contra nosotros?». Realmente, esas palabras fueron muy elocuentes.

Con mucho tino, le respondí: «Dios no está en contra de las armas ni de los ejércitos que las usan para mantener la paz. Está en contra de su uso perverso y malicioso. Recuerda que todas las autoridades son puestas por Dios, debemos respetarlas y cumplir con sus órdenes; eso también está escrito en la Biblia».
Inmediatamente al llegar al destacamento, este hecho fue reportado para su debido proceso, ya que puso en riesgo las operaciones y la seguridad de sus compañeros.
Finalmente, analizando este hecho y dejando atrás las normas y procedimientos militares, me imagino de buena fe que el clase no quería más que transmitir un mensaje. Si era o no el momento oportuno o si fue una excusa para no cargar más peso, solo Dios y él lo saben. Lo que sí sabemos es que:
«La fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve».



Hoy desde fuera de mi querida institución, al mirar hacia el futuro, veo un panorama lleno de esperanza. Veo a los cadetes que formé con sus alas desplegadas hacia nuevos horizontes, llevando en alto los colores de nuestra bandera. Sean siempre fieles a sus ideales, leales a sus compañeros y agradecidos con su institución y con su patria.
«La patria los necesita. El pueblo los espera. Y nosotros, sus instructores, estamos inmensamente orgullosos de ustedes.»

«Un peldaño más en nuestra carrera militar, no sólo es esfuerzo del suscrito, es la dedicación y comprensión de las personas que forman parte de nuestro entorno, por eso este curso va para mi Dios, mi guía espiritual, a mi esposa y mis hijos que con su amor hace mi vida perfecta, a mis padres su amor incondicional y finalmente a mis compañeros y Buddys, pues con su apoyo conseguimos culminar nuestro último curso militar. Por dentro siempre seremos los mismos jóvenes ilusionados con el sueño de ser parte de Los Caballeros del Aire, como hace 27 años.»
Dedicado a: Sra. Verónica Amores Ordóñez, Sr. Mateo Daniel, Sr. David Alejandro
¡Orgullosamente infante aéreo!
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